domingo, 21 de octubre de 2012

¿SUBIR ABAJO O BAJAR ARRIBA?

2.- ESCENARIOS: Escoja una o dos imágenes y cree un texto narrativo donde la acción tenga como escenario la(s) imagen(es) que usted ha escogido.

Litografía de M.C. Escher
 
El ruido metálico de los clavos que sujetaban la suela de sus botas dejó de rebotar en los recovecos del inmueble, maldita sea, ¿dónde se encontraría el interruptor de la luz en aquel edificio? Al segundo las paredes le devolvieron un alarido y el eco de los halógenos prendiéndose automáticamentele le devolvió la firmeza necesaria para pisar con más fuerza en el siguiente peldaño. La escalera era larga, eterna, infinita, pero no le sorprendió, siempre le habían recordado que las escaleras al cielo estaban formadas por cientos, miles de peldaños; y en esa creencia cada peldaño suponía una dificultad, y cada dificultad, un peldaño menos, y cada peldaño menos, una dificultad más superada; así que no le importó, pues ahora estaba más cerca del cielo. Y continuó subiendo, pero aquel oportuno cordón desabrochado de su bota derecha hizo que cayera súbitamente al suelo de losetas. Trastornado, convirtió sus imprecaciones en un soliloquio murmurado: ¿cuántas veces tendremos que caer para llegar al cielo?
Envalentonado y preso de rabia se levantó, miró al frente y se dirigió a las puertas de acero brillante, -¡ya está bien!-, pensó por un momento, pero al instante comprendió que de nada servían ascensores, atajos o indicaciones de cualquier tipo, debía proseguir en su ascenso.
Pero, ¿las escaleras subían?, ¿o tal vez bajaban?, ¿a qué piso debía llegar? Se acercaba a uno nuevo, aunque no tuviera ni la más mínima idea de cuál era, pues el golpe de la caída le dejó un tanto trastornado, y tampoco había indicaciones de ningún tipo en las paredes o en las puertas, e incluso ahora dudaba sobre la cantidad de pisos que había bajado, ¿o ya los había subido...?
 
 
Es fácil tropezar y rodar al abismo, pero no dejes que la caída te haga perder el rumbo, sólo son fáciles de subir los primeros escalones, y cuantos más escalones subas, más fatigado te sentirás y más empinado y largo concebirás el camino. Pero no desistas, pisa siempre seguro y firme en cada peldaño, y al final de la escalera encontrarás la respuesta...
 
 
L.
 
 
 
 
 

miércoles, 17 de octubre de 2012

SIN ALAS

1.- PERSONAJE FICTICIO: Este ejercicio busca la creación de un personaje ficticio

¿Dónde ha nacido? En la cuna del requiebro y del chotis, Madrid. 1972. En el que es, sin lugar a dudas, el centro de negocios más emblemático de la capital, el Paseo de la Castellana, donde reside desde sus primeros llantos y 'cuando muera quiero descansar en ti, Madrid'.

¿Qué tipo de familia ha tenido? Nunca ha podido presumir de ser de aquellos que forman parte de una familia numerosa, lo que no impide que pueda calificarla de ' humilde gran familia', además la figura paterna y materna han tenido la suerte de acompañarle en el trayecto de su vida hasta hace apenas cinco años. Hijo único enfrentado a esa simplicidad logística que supone el carecer de hermanos y que redunda en esa complejidad psicológica de la que nunca ha conseguido liberarse.

¿Sus padres le querían? Beneficiado por esa atención exclusiva y un desmedido grado de intimidad con sus padres gracias a ese privilegio de hijo único, cree que el apego y la dependencia emocional hacia ellos no es debida a otra cosa que al cariño con el que siempre ha sido criado. Aún después de estos casi cinco años sin ellos sigue preguntándose cómo no ha podido dejar de sentir que vive en eterna deuda con ellos, aun sabiendo que ésta ya más nunca podrá ser saldada.

¿Qué calificaciones sacaba en el colegio? A lo que él siempre respondía con la siguiente pregunta '¿de qué sirven las mejores calificaciones si la palabra 'vocación' no juega el papel principal en aquello que desempeñas?' Quizá no destacó en la escuela por ser 'el primero de la clase', pero sí tenía claro cuál era su llamada, ese talento particular con el que se nace hacia una vida plena, esa alerta para percibir lo que nos llama, nos atrae y nos da satisfacción realizar. Y el suyo no se aprendía entre libros, el suyo estaba mucho más alto.

¿Qué libros leía de pequeño? Entre las aficiones del protagonista no destacaba precisamente la lectura, únicamente podemos destacar La Biblia, lectura obligada en casa, ya que recibió una educación muy religiosa que daba mucha importancia a la lectura diaria de ésta.

¿Cómo es físicamente? Mario es un esbelto y ágil caballero cubierto por una tez cándida, pero vellosa, equiparable a una cortina de terciopelo, de cara menuda y mejillas redondas siempre con un tono rojizo, nariz chata, ojos azules equiparables a esos pedazos de cielo que nunca dejaba de contemplar y pelos lacios ensortijados y canosos que ahuyentan a los últimos brotes de azabache petrificado que se esconden entre su cabellera.

¿Siempre ha sido igual o ha cambiado mucho con los años? Por supuesto que ha cambiado mucho. Es obvio que envejecer y el paso irremediable del tiempo tienen una relación indisoluble en la que el cambio físico está sometido indiscutiblemente a los efectos de su temporalidad, así que Mario, como tú y como yo, también sufre las consecuencias.

¿Cómo son sus ojos? No sé si casualidad, señal del destino o antojo del azar, pero sus ojos siempre han llevado un tono azul cristalino que no daban lugar a lágrima alguna que pudiera destilar ese reflejo tan perfecto del cielo.

¿Tiene defectos físicos? Ninguno importante, únicamente aquellas profundas pero a la vez agradables 'heridas de guerra' que le recuerdan cada día lo que es y por qué están ahí.

¿Tiene traumas psicológicos? No se puede destacar ninguna alteración que pueda elevarse a nivel de trauma, ni siquiera ninguno infantil; la única carga que llevó a cuestas toda su vida fue ese afán de rebeldía y desdén hacia sus principios impuestos con los que tanto daño causó a sus padres.

¿Qué religión practica? Mario siempre ha afirmado que le faltarían muchas vidas para encontrar su propia fe, aún así su familia siempre le ha impuesto la religión cristiana aunque nunca ha llegado a entender sus prácticas ni creencias religiosas.

¿Está casado? Y si es así, ¿con quién? No, nunca ha creído en el éxito de las relaciones sentimentales, no teme la soledad,  se define como una persona independiente que considera que con él mismo le basta y que nadie depende de nadie para ser feliz.

¿Tiene represiones sexuales? ¿Cuáles? Ninguna, anulación eterna del deseo y del placer erótico.

¿Sus viajes son largos o cortos? Sus muchos años en la cuerda floja le han brindado a Mario la oportunidad de conocer muchos países China, Estados Unidos, los Países Bajos, Cuba, Tailandia, Bruselas,...

¿Cómo va vestido? Destaca por una estética desaliñada, no cuida su forma de vestir, lo que genera una perspectiva negativa de él entre los demás, aunque nunca le ha importado. Cabe destacar su casi inexistente uso de calzado, ya que debido a la profunda dedicación a su trabajo se ha acostumbrado a prescindir de éste.

¿Qué color es su preferido? Sin lugar a dudas el color azul, azul cielo...por supuesto.

¿Qué le gusta comer? Pese a su aparente delgadez, Mario es un hombre de buen comer y beber. Se describe como un amante de los platos madrileños con más tradición, así como el cocido (emblemático plato de la cocina madrileña) los entresijos, gallinejas, callos a la madrileña,...

¿Qué música escucha? No se considera un entendido de la música, ni tan siquiera un aficionado. No le gusta la salsa, ni las melodías, ni el pop, ni el rock, ni las sinfonías, ni el jazz, ni el soul, ni la salsa,...ha llegado a definirse como 'musicofobia'.

¿Baila? ¿Qué? Ni escucha música, ni baila. Falto de ese sentido del ritmo innato, siempre ha estado muy alejado de la danza, pese a que su mayor virtud es el equilibrio, cualidad que ha ido ganando con cada entrenamiento.

¿Es una persona apasionada? Apasionada por su trabajo, le gusta lo que hace, se sacrifica, y lo hace con tal emoción, con tal ímpetu que disfruta cada momento, por muy arduo que sea. No considera a sus competidores como tal, sino como maestros de los que aprender, pues nunca se cree producto terminado, siempre sabe que queda mucho por hacer y que, por muy empinado que sea el camino, la pasión siempre te dará ese punto de energía para seguir adelante cuando las fuerzas flaqueen.

¿Qué busca en la vida? El ser humano muchas veces busca riqueza, placeres momentáneos, aumentar su ego, centrarse en lo material, en lo superficial,... pero Mario va más allá. Busca que su felicidad no se quede en los sueños, y que vaya más lejos de la realidad; busca disfrutar el trayecto y cada paso del camino, sin importarle a dónde le lleve éste.

¿A qué persona quiere más? A sus padres, incondicionalmente.

¿La gente le quiere? No es lo mismo 'querer' que 'admirar'. Es una cosa completamente segura que todos los que le conocen admiran su trabajo, su tesón, su cercanía, su vitalidad, su filosofía de vida,...pero es sólo esa consideración especial. Probablemente la ausencia de una familia es la causante de que para él la palabra 'querer' no cobre demasiada importancia en su día a día.

¿Huele bien?  Su apariencia desaliñada no quita lugar a sus cuidados corporales. Siempre bien aseado, aunque no usa perfumes, pero su piel destaca por un agradable olor corporal.

¿Hace ejercicio? ¿De qué tipo? Sí, el entrenamiento diario de casi seis horas.

¿Es melancolico o risueño? Todo depende de su estado de ánimo.

¿Cuál es su animal preferido? Cree tener un injustificado y anormal miedo a los animales, aunque en muchos momentos sueña con ser pájaro.

¿Duerme bien? Sí, ahora duerme las horas suficientes para estar descansado y rendir lo suficiente en su trabajo, aunque confiesa haber tenido que recurrir en alguna ocasión a los fármacos para superar su insomnio.

¿A qué hora se levanta? No más tarde de las seis de la mañana para sus entrenamientos. Le gusta tener el tiempo suficiente para despejarse y disfrutar de un buen desayuno que le ayude a afrontar la jornada.

¿En qué trabaja? Tan alto, tan alto, tan alto...que podría tocar el cielo con las yemas de los dedos.

¿Cómo se gana la vida? Haciendo lo que le gusta, con lo que siempre ha soñado y por lo que ha batallado desde sus principios.

¿Cómo acabará su vida? Si supiéramos la respuesta a esta pregunta tal vez muchos de nosotros haríamos lo posible para dar marcha atrás, para cambiar algo que hicimos mal, o para revivir aquello que estuvo demasiado bien. Pero nadie podrá resolvernos esta cuestión, cada uno tenemos nuestra vida y sólo nosotros somos los dueños y únicos responsables de manejarla libremente, con todas sus consecuencias, ventajas y desventajas. A veces nosotros mismos ponemos el fin, por el contrario, sólo queda esperar...


Podría estar años jugando a caer, a mantener el equilibrio, a no mirarme a los pies...pero no es fácil estar en la cuerda floja y saber que un sólo error, un mínimo despiste, podría terminar con toda aquella diversión. Pero he sido yo el que ha elegido este destino, ya desde mis primeros años en la escuela sabía que no compartía los mismos intereses que mis compañeros de pupitre, sus diversiones me aburrían, y ellos no entendían las mías. Me pasaba horas y horas con la boca abierta y la vista elevada, sumido profundamente en el azul del cielo, admirando el arte de los pájaros para mantenerse ahí arriba y desenvolverse ventajosamente entre las nubes, con esa habilidad de la que sólo ellos pueden presumir. Y así lo decidí, sabía que el camino no sería favorable, pero no quiero ser uno más de esos que prefieren transitar por caminos fáciles y equivocados; los caminos fáciles nunca llevan lejos, y yo necesitaba volar alto, hasta casi rozar el sol...
Gozé de plena salud física, mental y emocional, pero compensar el equilibrio no era tarea fácil, mucho menos en mis principios. Me sorprendió que no fueron muchas las veces que pensé en abandonar todo y ser uno más, con los pies en la tierra, pero pronto salía afuera y reparaba en que yo era el único dueño de mi cielo, que el tiempo se esfumaría y quizá, cuando quisiera reparar en ello, sería demasiado tarde como para volver a intentarlo, así que nunca desistí. Han sido muchos los impulsos, ha sido placentero el viaje, pero el funambulismo me ganó en el intento. Ahora sólo me queda partir, conseguir lo que siempre me he propuesto, alcanzar a tocar el cielo con mis dedos... y me empaparé de él y será mi lecho eterno. Que no me envidien los pájaros, pues he fracasado en el intento...

L.